La mejor cena es la que te encuentras hecha.

¿O no?

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Da igual que sea una lasaña («la  saña», como dicen mis niñas), un atún encebollado o una tortilla francesa. Y como queremos que nuestros hijos e hijas se conviertan  en adultos independientes y responsables debemos enseñarles desde la primera infancia, educándoles para que sepan valerse por sí mismos y adquieran responsabilidades poco a poco. En muchos casos solemos anticiparnos a sus acciones y no les dejamos hacer las cosas solos, pensando que son demasiado pequeños, que no saben o que no son capaces. Aunque creo que lo hacemos porque nos es más cómodo y rápido hacerlo nosotros que dejar que lo hagan los niños y tener que ir detrás con la bayeta, la fregona y la escoba.

Pero hijos e hijas necesitan asumir tareas como recoger sus cosas, ayudar en casa o vestirse solos. Y ¿por qué no? cocinar. A ellos les hará sentirse mayores, y a nosotras… como he empezado diciendo, no hay mejor comida que la que nos encontramos hecha.

Aquí os dejo este tutorial de cómo pueden cocinar ellas solas una tortilla sin tener que encender el fuego ni coger una sartén. ¡A practicar!

Una de cal y otra de arena

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O en este caso, una de cola y otra de talco. Esto es lo que nos hace falta para pintarnos las uñas y que queden impecables.

¿Os acordáis, cuando os manchábais los dedos con cola y se os quedaba pegada a la piel, de la sensación de tirar y despegar las tiritas?

¡Pues es eso justo lo que vamos a hacer! Y, como una imagen vale más que mil palabras, y un video más que un millón…….

¡Voilà!! ¡Os dejo esta serendipia para que os preparéis para el finde!

(Entrada de hoy dedicada a todas las madres y a las que no lo son, y que nos gustan las uñas bien pintadas)

¡Buen fin de semana! Besos.

Siete vidas tiene un gato….

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excepto en mi casa.

Sobre todo porque no tengo gato. Y no es porque no me gusten los animales, que me gustan, sino porque tengo una alergia tremenda al pelo de los felinos. Mis hijas, pese a todo, lo intentan un día si y otro también, pero esta patología mía (que prometo no es una mandanga inventada) me hace ser inflexible.

Pero a lo que iba, en mi casa lo que tiene siete vidas es todo lo demás. Como un cambiador de dormitorio que después fue un aparador con cajones y está en la cocina. O unas cortinas que mi hermana tiró, mi madre rescató, un año más tarde puso en su terraza, vio que no valían y las guardó. Hasta que otro año vio que a otra hermana, o sea yo, le venían bien para hacer un toldillo, y en mi casa colgadas están. Pero como sobraba una (había cuatro paños), con ella he hecho una funda blanca para cubrir un puf rojo (también rescatado), que no pegaba nada en mi salón blanco y verde.

Así que, ni que decir tiene, que guardo todo tipo de todo, que espera paciente a vivir su segunda, tercera… o séptima vida.

Hoy han visto la luz dos cajitas de caramelos de plástico…..

A ver qué os parecen.

Yo soy muy de reciclar…

O eso creía yo hasta esta tarde, que mi madre me ha dado un sopapo de realidad.

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Todo ha empezado con mi frase de:

– Mañana voy a ir a comprar un bloc de notas, de esos que traen un imán para poderlos pegar en la nevera para apuntar las cosas que me faltan y que tengo que comprar, porque pienso que me acuerdo, y cuando voy al súper me vengo sin la mitad de las cosas…..

Entonces ha sucedido que mi madre me ha mirado con esa cara que pone cuando piensa que yo lo arreglo todo comprando.

– Hija, a ti ¿los del banco, los del agua y los de la luz no te mandan facturas?

– Claro mamá.

– ¿Y qué haces con los sobres?

– Pues los guardo con el resto de papel y cartón que reciclo, y de vez en cuando me doy un paseíto al contenedor azul…..

La conversación ha terminado como os muestro en el vídeo, lo que pasa es que mi madre no se ha dejado grabar.

Y sí. Mi madre es una crack. Ella y mi padre son los reyes del reciclaje. Y está claro, la mejor forma de reciclar es no gastar.

Esta madre ha salido a su hija……

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Y me quedo ojiplática (expresión de mi querida amiga Isabel) cuando veo a mi heredera experimentar. Reflexiono y pienso que ella no ha salido a mí, sino yo ella, ya que ha sido su perseverancia a la hora de utilizar sus manos y no dejarlas quietas, lo que hizo que eclosionara mi vena creativa.

Así que, el tutorial de hoy  ha sido muy sencillo. No he tenido más que grabarla mientras se preparaba la merienda.

Efectos colaterales del cole…

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Ese temido momento en el que abres las mochilas de tus hijas y te encuentras con una circular en la que en negrilla y subrayado lees «brote de pediculosis»….

Me costó saber lo que era, y confieso que la primera vez consulté a San Google, para enterarme que era brote de piojos. En mi casa, mi madre siempre los llamó «pipis»- Hija, ven aquí que te miro a ver si tienes pipis, o alguna liendrecita….. (Que tierna ella).

Y aunque hoy en día hay multitud de productos quimicos y naturales para exterminarlos, nada mejor que prevenirlos con un pelo bien recogido(ya sabéis que se contagian por contacto de pelo a pelo).

Asi que para eso, para las que quieran que sus herederas lleven un lazo en sus bonitas coletas he hecho el tutorial de hoy.

Me gustará ver vuestros resultados!

Al cole hemos de ir con unos libros y un calcetín!

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¿No habéis pensado alguna vez, que con lo que cuestan los libros de estos críos, ya podían venir forrados????

O ya puestos…….en pleno siglo XXI, en el que hay WIFI, Bluetooth, GPS, Blu-ray, ya vamos por el iOS 9 (creo), y puedes matar un mosquito con una App de tu Iphone….. ¿no pueden inventar libros que no haga falta forrar????

Así que mientras tanto, y en lo que en los primeros días de cole, tengamos que forrarnos no sé si 10 ó 40, os voy a mostrar una forma muy fácil, sencilla y rápida. Eso sí, como dice la entrada del post, nos hace falta un calcetín.

Ojalá os ayude tanto como me ayudó a mi.