De mi infancia tengo el recuerdo del olor de yogur al entrar en la cocina las mañanas de invierno. Como me gustaría que mis niñas tuvieran esta experiencia, y además que aprendan que no todo hace falta comprarlo, he preguntado a mi madre cómo lo hacía para hacerlo y contároslo.
También recuerdo el primer Aldi que abrieron delante de la estación (las letras eran amarillas y marrones), y cómo los viernes íbamos a recoger a mi hermana mayor al tren porque venía de Madrid donde estudiaba en la universidad. El viernes era mi ilusión de la semana porque, además de ver a mi hermana a la que echábamos de menos, entrábamos a comprar yogures de sabores que no había en otros sitios, por ejemplo, los de frutas del bosque y también los Dalki, y nos los comíamos viendo el Un, Dos, Tres.
Así que, en este vídeo he unido estos dos recuerdos. Veis a Martina preparando pacientemente los yogures que se dejan cuajar encima del radiador y les ha añadido frambuesas para darle ese toque, tan exótico entonces y tan asequible hoy en día (como tantas otras cosas).